Cuando el debate sobre una reforma fiscal está encima de la mesa y se espera que el grupo de expertos elegidos por el Ministerio de Hacienda presente su abanico de medidas, presumiblemente a final de mes, el Gobierno ya ha aplicado su primera gran medida tributaria. Y ha sido en el impuesto de la renta de las personas físicas, el popular IRPF. Se trata de una subida de impuestos en toda regla, al no deflactar la tarifa de este tributo en función del IPC.

Sin hacer absolutamente nada y gracias a una tasa de inflación del 6,5% en 2021, el Ejecutivo va a dar un importante mordisco a los contribuyentes de 4.110 millones de euros, lo que supone una media de 199 euros per cápita. En su conjunto, todos los contribuyentes experimentarán un incremento de su carga fiscal por el efecto del descontrol de los precios.

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