En España muere más gente de la que nace. Suena duro, pero es real. Es un hecho constatado por el Centro de Estudios Demográficos. En 2015 nacieron 7.000 niños menos que en 2014, según el Instituto Nacional de Estadística, y esta tendencia descendente de la tasa de natalidad parece que no cambiará en el corto o medio plazo.

La pirámide de población invertida que refleja la demografía española, tiene como consecuencia el que seamos un país de población envejecida, lo cual augura un futuro difícil para nuestro maltrecho sistema de pensiones. Por ello, cualquier incentivo fiscal que estimule un incremento de la tasa de natalidad debe ser visto con buenos ojos.

Hay que aplaudir la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, en la que se considera exenta de tributación la renta recibida por una mujer durante el período de su maternidad. Este hecho abre la posibilidad de iniciar ciertas actuaciones legales frente a la Administración pública para intentar recuperar el exceso tributado por parte madres y padres.

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