En los últimos años, los avances tecnológicos han multiplicado los conflictos en torno a los límites del control empresarial de los trabajadores. Sin ir más lejos, hace unos días, el Tribunal Supremo declaró válido que una compañía se sirviera de los datos del GPS del coche de empresa para justificar el despido de una empleada tras constatar que lo estaba utilizando para fines no permitidos. Según la sentencia, es lícito usar la información del geolocalizador siempre que se haya comunicado al trabajador su instalación.

El aumento del teletrabajo y el florecimiento de programas y herramientas para supervisar el desempeño a distancia hacen previsible la aparición de nuevos litigios como el descrito. La pregunta es, por tanto, qué sistemas son legítimos y cuáles vulneran los derechos laborales.

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