impuesto sobre el patrimonio se ha batido en retirada en la mayoría de países desarrollados. Francia, uno de los últimos bastiones que quedaban, ha anunciado su supresión. España será así el único Estado miembro que lo mantendrá si, como ha sucedido en los últimos años, sigue prorrogando anualmente el impuesto.
Un informe reciente del Instituto de Economía de Barcelona (IEB) ha destacado las múltiples deficiencias que presenta el impuesto y ha alertado de que es un tributo en el que existe una gran elusión fiscal, especialmente de aquellos contribuyentes con mayores recursos.
José María Durán-Cabré, profesor de la Universidad de Barcelona y director del IEB apunta a problemas de equidad horizontal, es decir, que dos contribuyentes con igual riqueza reciben un tratamiento fiscal distinto en función de las características de los bienes que posean. Incluso un mismo activo, la vivienda, puede tributar de forma distinta en función de si se toma como referencia el valor catastral o de mercado. La legislación contempla exenciones para bienes como la vivienda habitual, los planes de pensiones o las participaciones en empresas familiares. “La exención de la empresa aumenta con el patrimonio hasta representar casi el 60% del patrimonio total del 1% de contribuyentes más ricos”, señala Durán-Cabré, que apunta que es un beneficio que “facilita el camino hacia la elusión fiscal”.