Una de las primeras peticiones de patronales y agentes sociales tras la aprobación del plan de ayudas directas a empresas fue garantizar la celeridad en el reparto del dinero. Después de un año de crisis y con la pandemia aún descontrolada, parte de las compañías, sobre todo las de menor tamaño, se juegan su supervivencia con estas transferencias y no podrán resistir si los fondos no llegan a tiempo, alertaron.
El último análisis comparativo de Funcas sobre las estrategias europeas para preservar negocios alerta precisamente del riesgo que supone el diseño del sistema español de ayudas. Su complejidad de gestión, descentralizada y a cargo de los diferentes gobiernos autonómicos, retrasa todo el proceso y dificulta un reparto rápido de los 7.000 millones de euros previstos, afirma Raymond Torres, director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas.
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