Hay empresas que, para controlar el acceso al puesto de sus trabajadores, emplean sistemas para que estos puedan fichar. En algunas se trata de sistemas analógicos, aunque cada vez menos. En otras, se trata de sistemas electrónicos más o menos sofisticados que permiten conocer a qué hora entran y salen los trabajadores, obligando incluso a que estos pasen la tarjeta o introduzcan su código personal cada vez que entran o salen de la oficina.
Estos sistemas pueden ser burlados, aunque cada vez es más complicado gracias al avance la tecnología. Es el caso de un trabajador cuyo despido fue declarado procedente en la sentencia del Tribunal de Superior de Justicia de Madrid (TSJM) dictada el 16 de noviembre de 2016, al simular este su presencia en la oficina gracias a la colaboración de un compañero, que fichaba por él.
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