Pese a que todas las previsiones apuntan a que España puede lograr otro año record de turistas extranjeros, superando los 60,6 millones alcanzados en 2013, la preocupación entre la industria es evidente. Todas las estadísticas reflejan que el mayor flujo de visitantes en los próximos años va a proceder de los países de fuera de la Unión Europea, como China, EE UU o Rusia y aquí España tiene un hándicap con respecto a otros grandes destinos mundiales, ya que les exige visados para poder entrar en su territorio.
Un requisito que puede alargarse varias semanas y que supone un contratiempo para la atracción de visitantes de esos mercados, que en muchos casos optan por otros destinos, como Egipto, Túnez o Turquía, donde no tienen que pasar por este trámite. A principios de abril, la Comisión presentó un proyecto de reforma que acortará los plazos de concesión a 10 días, que permitirá la obtención de visados para tres años y eximirá de esa obligación a quienes ya han viajado a la UE con anterioridad.
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