El proceso de facturación de una empresa se supone que no debería ofrecer excesiva dificultad ni, por consiguiente, dar problemas ante la Administración Tributaria. Sin embargo son comunes determinados errores que al final, por no cumplir la normativa, pueden poner en aprietos a cualquier negocio.

La normativa es clara y sencilla. Aun así, es habitual cometer ciertos errores que pueden llevar, ante una inspección, a tener un problema, tanto el emisor como el receptor de la factura, por no proceder correctamente.

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