Los años del «boom» inmobiliario impulsaron la ya habitual preferencia de los españoles por la vivienda en propiedad, en detrimento del mercado del alquiler. Históricamente, el porcentaje de inmuebles comprados se ha situado en torno al 75%, aunque a comienzos de la década del 2000 este superó el 80%. Sin embargo, la crisis económica y las dificultades de acceso al crédito han provocado un profundo viraje en esta tendencia, lo que ha acercado a España al resto de los países del entorno.
Según las últimas cifras distribuidas por el INE (Instituto Nacional de Estadística), el porcentaje de inmuebles en alquiler se incrementó desde suponer el 11,4% del censo de 2001 hasta el 13,5% en el de 2011. Se trata de un porcentaje reducido, pero que el Ejecutivo prevé impulsar. Para ello, y para dotar de equilibrio la necesidad de incrementar el número de viviendas en alquiler y las garantías de los propietarios y propiciar la puesta a disposición de los inmuebles en el mercado del alquiler, el Gobierno puso en vigor una serie de normas para flexibilizar y mejorar el atractivo de los arrendamientos. Ana Sacristán, abogada responsable del departamento inmobiliario de Rödl & Partner en España, recuerda algunas de las principales modificaciones.
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