La emergencia del coronavirus ha colapsado muchos servicios públicos. No sólo las urgencias hospitalarias y la atención primaria se han visto superadas por la pandemia, el Servicio Público Estatal de empleo (SEPE) también ha padecido las consecuencias de la covid-19.

Ante la fuertes consecuencias laborales de la pandemia, el Ministerio de Trabajo desplegó un escudo social para no repetir los pasos de la anterior crisis del 2008 que desencadenó en millones de trabajadores en paro. Entre las medidas más importantes se pusieron en marcha los ERTE y la salvaguarda del empleo, las ayudas a los autónomos, a la cultura, a los trabajadores temporales, fijos discontinuos y la nueva ayuda para parados de 430 euros.

Un fuerte despliegue de medidas de protección laboral cuya gestión ha recaído en una plantilla del SEPE muy mermada y con unos medios muy precarios, ya que el sistema informático que utilizan para llevar a cabo dichas tramitaciones tiene más de 35 años.

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