La puesta en marcha de la Operación White, en la que la Agencia Tributaria detectó un fraude millonario de veinte sociedades que vendían pescado al por mayor en Mercabarna, durante la víspera de la presentación del Plan Anual de Control Tributario y Aduanero, hecho público esta mañana, puso de relieve la necesidad de activar medidas de control sobre este tipo de fraude extendido en el sector servicios, especialmente en el comercio y las actividades turísticas. Esta es una de las prioridades de ese plan, que también pone la lupa sobre los bienes declarados en el exterior, la planificación fiscal de las multinacionales o la economía digital.
Economía sumergida
El plan reforzará las actuaciones para la detección precoz de actividades ocultas “de aquellos sectores en los que se aprecie una especial percepción social sobre la existencia de elevados niveles de economía sumergida”. Y entre ellos cita a todos los ligados a los servicios, en los que se aprecia “riesgos significativos de infradeclaración de actividad”. Una de las técnicas de fraude más detectadas en 2014 fue el uso de herramientas informáticas específicas para la ocultación de ventas y manipulación de la contabilidad, más conocido como software de doble uso. El plan contempla la posibilidad de actuaciones selectivas coordinadas a nivel nacional y verificaciones formales en sectores económicos “que realizan ventas directas a consumidores por las mayores dificultades de contraste”. También prevé actuaciones para el descubrimiento de actividades y rentas ocultas en el sector turístico en tres frentes: aquellos particulares que ceden de forma opaca total o parcialmente las viviendas, aquellas empresas que no cumplen sus obligaciones fiscales y aquellos particulares con alquileres no declarados.
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